La menta piperita ha sido utilizada durante siglos en la medicina tradicional por sus propiedades refrescantes y curativas. En Europa, se usaba como un remedio digestivo y para aliviar dolores musculares o articulares. En la medicina herbaria de la antigua Grecia y Roma, las hojas de menta se empleaban en infusiones y ungüentos para tratar dolores de cabeza y problemas estomacales.
El aceite de menta también era un remedio común en el Antiguo Egipto, donde se utilizaba para refrescar el aliento y como tónico para aliviar tensiones. Además, era un ingrediente tradicional en productos de limpieza y desinfección, gracias a su potente capacidad antiséptica.